martes, 29 de enero de 2019

ALGUNOS POLICIAS ESPAÑOLES SON CÓMPLICES DE LAS MAFIAS QUE UTILIZAN A MENORES PARA VENDER DROGA EN WHATSAPP


El servicio de mensajería instantánea Whatsapp ha cambiado los usos y costumbres de la población para bien…y para mal. No solo es una forma de estar todos más interconectados  y relacionados entre si,  si no el caldo de cultivo ideal para que nuevas formas de delincuencia campen a sus anchas con toda la impunidad del mundo y con la complicidad de los funcionarios más corruptos del Cuerpo Nacional de Policía, ahora a las órdenes del Ministro del Interior Grande Marlaska y que en tiempos relativamente recientes estuvieron al mando del nieto de uno de los fundadores de La Falange, Ignacio Cosidó, actual Portavoz del PP en el Senado y bajo sospecha por poner a toda la maquinaria del Estado al servicio del crimen y de la ocultación de pruebas.
Traficantes de armas y de órganos, camellos de la droga y del narcotráfico,  proxenetas que se lucran de la esclavitud del Siglo XXI y de la trata de blancas, y pederastas se mueven con una facilidad pasmosa y a los ojos de todo el mundo por los grupos de Whatsapp. Y en el plano de la comunicación es la forma más exitosa y efectiva para la expansión de bulos y falsas noticias o fakenews y de la propaganda política, que corren como la pólvora o se contagian como la peste por esos grupos. Y como para hacer pan hay que mancharse de harina este periodista de investigación decidió crear un grupo de Whatsapp para vivir en primera persona este nuevo acontecimiento. Y decidí ponerle el mismo nombre que mi blog El Reportero Intrépido.
El primer ataque que recibí fueron las fakenews del partido de la ultraderecha VOX y su odio enfermizo hacia los inmigrantes y eso me obligo a hacer una declaración de principios en la que demostraba que los valores constitucionales de nuestro ordenamiento jurídico son los opuestos y los contrarios de los que defiende VOX, y donde mostraba mi adhesión a los principios democráticos y mi compromiso en la defensa de los Derechos Humanos.
El siguiente ataque fueron los talibanes de la religión y su intransigencia dogmática y su intolerancia, y el grupo estuvo enfrascado varios días en un debate teológico infructuoso, debate que zanjé aportando los diez volúmenes de los crímenes del Cristianismo que escribió un conocido historiador alemán. Fue mano de santo,  y nunca mejor dicho, para que los nuevos y  falsos apóstoles del Whatsapp y los vendedores de Biblias se fueran con su música a otro sitio.
Y después del odio a los inmigrantes y del odio a los librepensadores que no comulgan con ningún Dios y ni con ruedas de molino, apareció el odio a lo catalán y al idioma catalán, la catalanofobia tan en boga en estos años de la España de los balcones, lo que también me obligo a otra declaración de principios donde mostraba mi absoluto respeto a ese idioma y a ese pueblo.
No obstante lo peor estaba por venir en forma de machismo, sexismo, insultos, amenazas y más racismo, y la lista de delitos. Todos los miembros del grupo fueron testigos como un acosador amenazada  a su víctima con publicar sus fotos íntimas si no accedía a sus pretensiones. Fue el primer expulsado del grupo. Y también como alguien posteo una aplicación para hackear las conversaciones del whatsapp vulnerando la inviolabilidad  de las comunicaciones que protege y ampara la Constitución, una puerta al delito al acceso de todos.
Y la gota que colmó el vaso fue como una menor de 14 años ofrecía droga en el grupo y publicaba una foto de hojas de marihuana secas. Y esto es lo más grave del asunto: las mafias de la droga están utilizando a menores aprovechando que están en una especie de limbo jurídico e impunidad como camellos para vender su mercancía. Y después de hacer eso salió del grupo dejando su rastro de muerte y su huella en el grupo. Así es como funciona el marketing y la publicidad de este tipo de delitos y del narcotráfico en Whatsapp.
Entonces decidí tomar cartas en el asunto y denunciar, y me fui a la Comisaria de mi barrio, la de Moncloa-Aravaca de la Calle Rey Francisco a dar cuenta de lo sucedido.  Y me acerco a esa comisaria por la mañana el día posterior de los hechos delictivos que voy a denunciar. En la entrada hay un policía que me pregunta  “ ¿Cuál es su motivo de venir aquí?” y yo le respondo “poner una denuncia”. El policía de la entrada me sigue preguntando “¿Por qué?”.  Y yo le digo que “por narcotráfico” y le explico lo sucedido en mi grupo de Whatsapp. Ese mismo policía me pide el DNI y me invita a entrar en la sala de espera a esperar turno mientras informa a los responsables de la oficina de denuncias del motivo de mi presencia. La sala de espera está casi vacía y solo hay una persona a la que habían robado la cartera en el autobús y aprovecha para explicarme su caso. A este señor le llaman y entra a poner una denuncia. El policía de la entrada se acerca donde yo estaba sentado y me dice que quiere ver las conversaciones y yo se las enseño con foto de la marihuana incluida a la que amplia para cerciorase de que se trata de esa planta. Y me dice “espere aquí  a que le llamen” y se vuelve a su sitio de la entrada. Y espero, me hacen esperan un par de horas, me llaman y entro en la oficina de denuncias que parece un confesionario con una serie de mesas dispuestas en  fila y sus correspondientes separadores para que no se mezclen las conversaciones .  Me atiende una policía rubia que me dice “el compañero ya nos ha dicho de que se trata”. Y yo le comienzo explicar el asunto e inesperadamente sin dejarme a decir una sola palabra de lo sucedido me dice ¨”me tengo que ir afuera. Vuelva usted a la sala de espera y ya le llamaremos”. Hago lo que me dice y me hacen esperar otra hora hasta que me vuelven a llamar. Y me atienden dos funcionarios, la misma policía rubia y otro policía. Yo les digo que una menor ha ofrecido droga en mi grupo y que se trata de un hecho gravísimo por que las mafias del narcotráfico están utilizando a menores como como camellos. Y la policía rubia me pregunta “ ¿a quien le ha ofrecido droga?”. Y yo la respondo “al grupo entero en genérico y a nadie en particular. Esa es la forma que tienen para hacer su marketing y publicidad”. Y a continuación les enseño las conversaciones y ellos se ponen a redactar la denuncia. La policía rubia se ausenta y el otro policía me lee como ha quedado la denuncia. Aparte de narrar los hechos delictivos denunciados ese mismo policía lee “Que se quiere hacer constar por parte de esta instrucción que el dicente es informado de que debe conservar las pruebas así como la imagen y la conversación para ser aportadas por si la autoridad judicial lo requiriese” . Le obligo a una modificación que era para que constara el nombre del grupo, firmo la denuncia, me quedo con una copia y me largo. Antes de irme ese policía me dice cuando me despido y le doy la mano “hay que perseguir el delito”. Frase lapidaria y muy reveladora de cómo estos policías “persiguen el delito” como se verá a continuación.
Y me voy y visito a mi amigo dominicano El Mágico para que me afeite la barba y me rape el cráneo. Entonces tengo hambre y me dirijo al bar de mi amigo Antonio el Cara y Cruz de la Calle Meléndez Valdés a comer un menú (lentejas con chorizo y pollo al ajillo). Y esperando turno en la barra del bar para entrar en el comedor intento abrir el Whatsapp para informar al grupo de la denuncia y Whatsapp me comunica que ha suspendido mi cuenta. Con lo que no puedo cumplir ese requerimiento de conservar las pruebas, la foto y la conversación que se me decía en la denuncia y cuando estoy en una mesa comiendo aprovecho para escribir a los responsables del Whatssap para que rehabiliten mi cuenta explicándoles la situación. Les explico que esa cuenta de whatsapp esta sujeta a la investigación policial y judicial por ser objetivo de las mafias del narcotráfico y que conviene dejarla activa para conseguir nuevas pruebas. Y les escribo la frase textual de la denuncia donde se me obliga a conservar las pruebas advirtiéndoles que están cometiendo un posible delito de obstrucción a la justicia penado con años de cárcel en el caso que no se rehabilite mi cuenta.
Mientras tomo el postre (un helado de cucurucho) analizo la situación y creo que hay nuevos datos de calado y que hay motivos más que suficientes para hacer una ampliación de la denuncia. Y vuelvo a la comisaria. El policía que está en la entrada en el turno de tarde me pregunta el motivo de la visita y yo se lo explico. Hasta le leo el requerimiento de la denuncia para conservar las pruebas y me dice “Eso no tiene importancia. Es solo protocolo”. Y pienso que la Jefatura de Ignacio Cosidó ha hecho estropicios y verdaderos estragos en el Cuerpo Nacional de Policía. Me invita a entrar en la sala de espera que esta vez está llena y no cabe un alfiler y me toca esperar varias horas hasta que me llaman. Esta vez me atiende otra policía, esta vez morena y le cuento todo lo que ha pasado, que he escrito un mensaje a los responsables de Whatsapp para que me rehabiliten la cuenta y que quiero hacer una ampliación de la denuncia. También le explico que sería conveniente que las autoridades policiales y judiciales ser pusieran en contacto con estos responsables para volver a activar mi cuenta y hacer lo que me obliga la denuncia (conservar las pruebas para aportarlas en el momento judicial oportuno) y se niega a todo. No obstante continúo con mi argumentación  para intentar convencerla y pasa algo inesperado. Un policía con barba que estaba en el fondo de la sala se acerca a mí con muy malas formas y maneras en actitud chulesca y gansteril y más cabreado que un búfalo o un toro de lidia cuando le sueltan a la plaza. Me dice “vete de aquí cerdo de mierda o te mato”. Al principio no le reconocí pero era el mismo policía que nunca me perdonó que ganara un juicio a la policía corrupta de otra comisaria, la de Chamberi ( es una historia truculenta digna de los mejores guiones de novela negra que cuento en mi blog https://alquesemuevagomazo.blogspot.com/  donde tras recibir una paliza por parte de los cuerpos `policiales se inventan pruebas según el informe del forense para imputarme un  delito de atentado de autoridad y que por eso mismo fue archivada la causa pero una mano negra la mantuvo activa y al final se tuvo que celebrar el juicio, y donde la policía dio una paliza al principal testigo de la causa que casi le cuesta la vida el día antes del juicio y de la vista oral). Tampoco me perdonó que yo pusiera en evidencia a un conocido político socialista con varios comisarios de la policía a sus órdenes para hacer su trabajo sucio y que me amenazó de muerte en su despacho de la Facultad de Económicas de la Universidad San Pablo CEU diciéndome “si denuncias a la policia a va a suponer tu muerte”, y cuyos chicos de los recados están cumpliendo condena en la cárcel por el uso de las tarjetas blacks de Bankia Caja Madrid mientras él se ha ido de rositas y es el político español que ostenta el record de tener mayor presencia en televisión. Y por eso una compañera suya funcionaria de policía me dijo “sabemos dónde vives y da igual lo que diga la ley”. En la línea con este político socialista este policía corrupto y delincuente  me amenazó  para que no denunciara al crimen y los abusos policiales y me dijo hace un tiempo: “te voy a dar una paliza, te voy a  poner las esposas y vas a pasar la noche en el calabozo si pones una denuncia en mi comisaria”. Entonces es cuando miro a la policía morena y me dice: “es el jefe”. O sea que han ascendido a jefe de la oficina de denuncias al policía más corrupto de la comisaria. Y como es el jefe los diez o más policías que estaban presentes en la sala no se atreven a detenerle por varios delitos que está cometiendo in fraganti en ese momento como amenazas, injurias y calumnias, obstrucción a la justicia y colaborador necesario de los narcotraficantes que utilizan a niños para vender droga,  y por situarse fuera de la Constitución al negar mi Derecho a la Tutela Judicial Efectiva, con lo que todos sus subordinados testigos de los hechos son cómplices de esa serie de delitos (y eso también es delito sobre todo si estamos hablando de funcionarios públicos y a los que pagamos el sueldo para protegernos y garantizar nuestra seguridad y no para que se comporten como una mafia). Yo no nací para torero y por eso guardo punto en boca y no digo nada ni les exijo que cumplan lo que marca la ley en estos casos y con mi derecho constitucional a la Tutela Judicial Efectiva porque sé por experiencia propia cómo actúan este tipo de policías delincuentes y corruptos y hacerlo sería poner en riesgo mi integridad física. Si lo hago me agreden, me pegan, me dan una paliza, me esposan y me llevan al calabozo y encima me imputan un delito de atentado a la autoridad presentando testigos falsos e inventándose pruebas, y al final sin comerlo ni beberlo y siendo inocente acabar con mis huesos en la cárcel porque estos funcionarios delincuentes gozan de presunción de veracidad y su palabra va a misa. Y salgo de la oficina de denuncias dejando atrás los gritos desaforados, las malas formas y las amenazas del jefe de ese servicio, y vuelvo a casa.
Y creo que hay materia para escribir este artículo y me hago las siguientes reflexiones: En esta vida las casualidades no existen y Dios no juega a los dados, y hay una relación directa en la denuncia y la posterior suspensión de mi cuenta de Whatsapp. No sería la primera vez que algunos funcionarios de la policía se integran en el delito y en el crimen y colaboran con el narcotráfico. Está claro que en este caso he vuelto a pisar una llaga y eso se ve en la actitud poco habitual de la policía cuando hago la denuncia por la mañana y donde me hacen esperar tantas horas siendo el segundo del turno de espera detrás del que robaron la cartera, y se corrobora por la tarde por la actitud negligente del policía de la entrada y de la policía que se niega a que yo haga una ampliación de la denuncia y por el comportamiento delincuente, inconstitucional y mafioso del jefe de la oficina de denuncias. Que sin mi cuenta de Whatsapp no puedo cumplir  con la exigencia legal que se me especifica en la denuncia de conservar las pruebas de un delito de narcotráfico y que ahora mi grupo está sin administrador y está al pairo y desprotegido de futuros abusos y violaciones de la legalidad. Y dicho esto creo que es muy injusto y triste lo que ha sucedido por denunciar la utilización de los menores por los narcotraficantes  y que esa comisaria necesita una buena limpia de democracia y  de Constitución.



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