sábado, 6 de junio de 2009

ENTREVISTAS CON POETAS DE LA CALLE A) JUAN JOSÉ DOLZ Pregunta-¿Cómo llega una persona joven a ser poeta de la calle? Respuesta-En mi caso por dos razones. Una económica, ya que era una fuente de ingresos totalmente a mi alcance y dos, por ser una forma de poder proporcionarte, de sacar tus poemas del círculo intimo de siempre. P-Habla de economía y de promoción, de dar a conocer su obra. Dos preguntas ¿Es realmente rentable? ¿Qué acogida da la gente a una persona como usted cuando le entrega un poema? R-Hace doce o trece años era rentable. Con echarle un fin de semana entero, con mucho trabajo, mucho paseo, podías ganar entre 25.000 y 40.000 pesetas, de las de entonces. Luego ya no. Sobre todo con la entrada de los yonkies, que empezaron a dar una imagen diferente. Ya no era un chaval joven, buscándose la vida. Yo tenía por entonces unos diecinueve años. Y la acogida, al principio era buena. Siempre había alguien que te miraba como un mendigo. Pero a veces, la gente te pedía que te sentaras con ellos, que les explicaras tu obra, te animaban a seguir. A mí por dos cuartillas me han llegado a dar 5.000 pesetas, sólo para que siguiera escribiendo. Fue un caso muy excepcional, pero sumas grandes daban más de una vez. Todo eso se perdió, rentabilidad y acogida, cuando los toxicómanos empezaron a imitarnos. P-¿Con qué expectativas comenzó a vender poesías? R-Muchas cosas. Dinero, fama, pero sobre todo ser artista. Un artista lo es cuando saca su obra de la intimidad de cuatro paredes, cuando la hace accesible a todas las miradas. P-¿Cómo recuerda aquella época? ¿Le satisfizo aquella actividad? R-Muy cansada. No es broma. Aunque había días que empezabas a andar a las diez de la mañana y acababas en las terrazas de Castellana a las siete de la madrugada. Pero la recuerdo como un momento muy grato en mi vida. Mi obra se podía valorar, se podía conocer su calidad, y se podía darle vida. Además, para un estudiante, aquellos cuartos eran más que suficientes y aún sobraban. P-¿Puede llegar a ser la puerta de la fama? R-No lo sé. En mi caso no lo fue, aunque tampoco fui demasiado ambicioso en ese sentido. Era sobre todo bohemio, lo cual es antitético con los negocios. Pero, sí puede que sí. Por ejemplo, cuando yo vendía en el Retiro allí actuaban Faemino y Cansado, junto al estanque de las barcas. Y una vez puse un epílogo a un libro autoeditado que presentaron a una editorial, allí reconocieron mi nombre sin haberles yo enviado nada. Sí, puede que lo sea. P-¿Por qué buscar fama en la calle en vez de a través de los concursos, que parece un camino más lógico? R-Probablemente bohemia. Y que nunca he creído mucho en los concursos, en los pequeños concursos. Me presenté a alguno, no gané ninguno, porque a lo mejor no lo merecía. Pero al oír la lectura de los ganadores, me olía a pufo. Seguro que alguien había presentado algo mejor. P-¿Consiguió despertar algún interés en la industria editorial? R-Que yo sepa ninguno. P-¿Cuál es su actividad profesional actual? R-Trabajo en un servicio de información telefónica. B) MANUEL MORIEL P-¿Cómo llegó a vender poesías por la calle? R-Por casualidad. Fue una época que yo trabajaba vendiendo enciclopedias por las casas. Me cansé de trabajar para otro y decidí no tener jefes. Fui a la fotocopiadora más cercana de mi casa con unos poemas, probé la experiencia de venderlos a la voluntad y me fue muy bien, ganando mucho más que con las enciclopedias. Era un buen trabajo para un espíritu libre como yo, muy divertido. La vida era carnaval continuo y las mujeres caían en mis brazos como moscas. P-¿Es una actividad rentable? R-Depende de las épocas y de las ciudades. Concretamente en Madrid es una actividad con el fracaso asegurado, actualmente. Ahora creo que la mayoría de los poetas nos hemos jubilado y hay pocos que continúen. Esto se debe a la labor benefactora que tiene nuestro alcalde con la cultura alternativa y el arte popular. Madrid se ha convertido en una ciudad hostil para todo tipo de expresión que se salga de los cánones oficialistas, y como no podía ser de otra forma los poetas de la calle han desaparecido de la misma. Somos animales en extinción. P-¿Qué expectativas tenía al principio? R-Subrayo, divertirme lo más posible. Con fotocopias, algún que otro libro, poemas traducidos, he recorrido toda Europa y he tenido la suerte de conocer a la gente más interesante de este continente, a los más locos. P-¿Es realmente un trampolín? R-No. Más bien es un retroceso para todos aquello que deseen en el futuro ser considerados como poetas en los libros de texto. Por eso quiero avisar a los pretenciosos, si quieren aceptar mi consejo, no se les ocurra vender su arte por la calle. Sin embargo, si quieren tener el suficiente bagaje de experiencias para escribir una obra extensa es recomendable que lo hagan. Sólo como impulso vital e inspirador. P-¿Por qué sacar la poesía a la calle y no presentarla a concursos? R-Ambas cosas no son incompatibles. No entiendo la pregunta. P-¿Cree que es más práctico venderla en la calle que presentarla a concursos? R-Depende de lo que ganes. Si los concursos los pierdes ese utópico camino a la fama se esfuma. Ahora, bien, todo poeta tiene la imperiosa necesidad o enfermedad de ser leído por un público más amplio que tus novias o amigos. La calle es buena medicina. P-¿Ha conseguido generar algún interés en la industria editorial? R-No lo sé, porque he estado constantemente viajando. Y un editor por muy bueno que sea el poema, no te persigue de ciudad en ciudad. Lo cierto es que algunas revistas me han publicado y en algunas ocasiones esto me ha abierto puertas para colaborar en programas de radio y televisión. P-¿A qué se dedica ahora? R-A muchas cosas. Fotografía de prensa, free lance de ABC y EL PAÍS, y a mis estudios de periodismo. C) PEPO RUEDA P-¿Cómo llegó usted a la poesía callejera? R-Por el alcohol. P-¿Así, sin más? R-Así, sin más. P-¿Es una actividad rentable? ¿Qué acogida tiene? R-Siempre que lo intercales con otro trabajo es rentable. Pongamos que es un sobresueldo. Y sobre la acogida, como dijo el torero hay gente pa tó. P-¿Es una actividad que produce satisfacciones? R-Sí, porque básicamente tu oficina está en los bares de copas y los cubatas y las cañas se consiguen fácilmente. P-¿Es realmente un trampolín? R-Yo no he conocido a ningún poeta de la calle que se haya hecho famoso con este oficio pero sí he conocido a muchos famosos con este oficio. Digamos que es la mejor forma de ejercer las relaciones públicas y saber lo que se cuece en los hervideros creativos y artísticos que como usted sabrá están localizados en los bajos fondos de la ciudad. P-¿Por qué sacar la poesía a la calle y no llevarla a concursos? R-Porque no soy cristiano y no creo en el juicio final. Yo nunca aceptaré que alguien autoencumbrado en un jurado diga si mis hijos tienen el cuerpo Danone o si son bigotudos. Mi poesía es libertaria, no se puede someter a reglas ni a medidas. P-¿Ha conseguido generar algún interés en la industria editorial? R-Gracias a mí, ciertas imprentas han ganado mucho dinero con la autoedición de mis libros. Por lo demás, cero patatero. Aunque eso sí, seguro que he despertado interés entre ciertos escritores de renombre que he conocido y con quienes he coincidido en los bares de la noche. P-¿A qué se dedica ahora? R-A vender periódicos en el kiosco de mi hermana ¿No querrá comprar una revista cochina, verdad? D) CURRO SEVILLA P-¿Cómo llegó usted a vender poesías por la calle? R-Verá, yo era cerrajero en Guadalajara y mi vocación verdadera era ser torero. El caso, es que un día me lié la manta a la cabeza, me vine a Madrid sin un cuarto y no sabía cómo pagarme la pensión. Ví gente que vendía cosas por las calles, y me planteé qué por qué no vender mis poemas. Y así comenzó todo. P-¿Cree que es una actividad rentable? ¿Cómo le acogía la gente? R-Al principio si. Eramos pocos y todos eramos poetas. Gente que escribía y vendía sus cosas. Había gente joven como tú, como Juanjo, y no tan jóvenes como el Hijo del Nilo, que ofrecía un producto de calidad. Luego empezaron los drogatas a meterse, con plagios de Machado o de Lorca, y nos metieron a todos en el mismo saco. La rentabilidad cayó al mismo tiempo que la acogida. Lo que era calido se convirtió en frialdad y desprecio. P-¿Qué se busca? R-Comer, ser famoso, vivir de esto. Más que fama es poder llegar a comer de la poesía. Tener un golpe de fortuna y encontrar a alguien que te abra las puertas. Yo de hecho he participado en programas de radio, incluso me ha entrevistado Jesús Quintero. Pero el golpe final no ha terminado de llegar. P-¿Le ha dado muchas satisfacciones esta actividad? R-Creo que más amarguras que alegrías. Si tuviera que hacer balance, no sé, creo que sería negativo. P-Entonces ¿por qué sigue con ello? R-Por que son ya muchos años. Es como el que lleva veinte años en la misma oficina. Llega un momento que crees que ya no vas a saber hacer otra cosa. Es tu trabajo y ya está. P-¿Puedo entender que no considera la calle como un lugar para poder llegar a culminar los sueños? R-Claro que no. Lo mejor, si puedes, es dejarlo, dedicarte a otra cosa. Yo llevo muchos años para nada, para tener que seguir pateando y que luego seáis cuatro los que reconocéis a Curro Sevilla por la calle.

viernes, 5 de junio de 2009

LA HISTORIA DE UN TROTAMUNDOS Paul Turner es un viejo vagabundo londinense de ochenta años que ha viajado por medio mundo, y que desde hace más de una década está viviendo en los subterraneos de Recoletos en Madrid. Su vida está repleta de miles de anécdotas y recuerdos que compartirá con nosotros en esta entrevista, aunque según nos dice no es muy amigo de los periodistas a los que considera faltos de escrúpulos y una de las profesiones más corruptas. A regañadientes acepta contestar unas preguntas bajo la condición de ser pagado. Al final llegamos a un acuerdo y le prometemos una pequeña suma de dinero cuando terminemos. Pregunta-¿Qué tal la vida de un trotamundos en Madrid? Respuesta-Muy mal. Esta ciudad se está volviendo cada vez más intolerante y racista con los marginados. Hace unos años era de las capitales más cosmopolitas y solidarias de Europa, pero de un tiempo a esta parte, y quizás por culpa del alcalde conservador, Madrid se ha vuelto peligrosamente reaccionaria. Cada vez con más frecuencia ocurren sucesos tan vergonzantes como la quema de mendigos por los nazis rapados o la caza del africano. Lo más grave de la situación es la apatía de la gente, que es incapaz de concienciarse y movilizarse contra esos brotes de totalitarismo. Al final va a ocurrir como el poema de Bertold Brecht, gracias a la indiferencia de la mayoría de los madrileños. P-Entonces si ya no le gusta Madrid, ¿por qué no prueba a cambiar de aires, y se va a una ciudad progresista como puede ser Barcelona en estos momentos? R-Por dos razones. La primera es que ya no tengo edad para más viajes debido a mi delicado estado de salud y a que estoy enfermo de Sida. La segunda es que creo que el ciclo conservador es general y ocurre en todas partes, con el triunfo del neoliberalismo y del pensamiento único. Por ello, pienso que el único sitio que está a salvo de esa marea negra es la luna, y, como es lógico, mi situación económica no da para comprarse una nave espacial e irse allí. P-¿Cómo contrayó el Sida? R-Fue en La Habana con una mulata en una noche de pasión loca, justo antes de venir a España. Ella me había dicho que era seropositiva, pero la amaba tanto que quise compartir su dolor, dejándome contagiar la enfermedad. Yo sabía que por mi edad eso suponía el inicio del último capítulo de mi agitada vida, y lo asumí sin ningún temor. Al fin y al cabo todos tenemos que morir más tarde o más temprano, y a veces vivir demasiado llega a ser muy aburrido. P-Eres un romántico ¿Qué significan para usted las mujeres? R-Lo más maravilloso del mundo. Yo he recorrido los cinco continentes, he vivido en más de cincuenta países y hablo diez idiomas. En cada ciudad, en cada pueblo, en cada región o zona, lo que más me ha sorprendido ha sido la belleza de sus mujeres, su exquisita sensibilidad y delicadeza. A ellas les debo todo, ya que son las que me cuidaban en mis múltiples viajes y aventuras. En toda mi vida habré amado a dos mil mujeres y fruto de ello tengo quinientos hijos repartidos por ahí. P-Me sorprende que tenga tan larga familia y este en la calle ¿A qué se debe? R-A que la convivencia conmigo es muy difícil y complicada. Yo soy un vagabundo puro, que no puede estar más de una semana bajo un mismo techo con una misma mujer. Me pongo muy nervioso porque siempre necesito de experiencias nuevas, sentirme tan libre como un pájaro. P-¿Continúa teniendo tanto éxito con las mujeres? R-No, ya no. Eso pasó. Solo me queda el recuerdo de los momentos más gratos y el sabor de sus besos. Ahora la única mujer que me espera es la muerte, y cuando llegue el momento quiero mirarla a los ojos con la cabeza bien alta de la vida cumplida. P-¿Cuáles han sido los sitios más extraños en los que ha hecho el amor? R-Hay varios. En un ataúd, montando a caballo, en un submarino, en la torre de Londres… Sin embargo, el sitio que más me gustó fue en una iglesia en la hora de misa. P-¿Cómo decidió un día abandonar su casa, su familia en Inglaterra, y viajar por todo el mundo? R-Fue a los veinte años, cuando estudiaba derecho en la universidad. Sentía que me estaba convirtiendo en un vegetal con una vida muy monótona y aburrida. Entonces decidí irme de vacaciones a la India con unos amigos que estudiaban conmigo. Fue allí, en las orillas del Canges, donde me transformé totalmente. Ya no tenía sentido ser un exitoso abogado de familia aristocrática. Allí descubrí la espiritualidad de las cosas, la esencia de la vida, y que el tiempo es un elemento precioso para no desperdiciarlo nunca. Mis amigos volvieron a Inglaterra y yo empecé a recorrer diversos países de Asía. P-¿Cómo se mantenía sin dinero y sin trabajo? R-Ya le he dicho que vivía de mis encantos, de las mujeres que encontraba en el camino. P-¿Eso de ejercer de gigoló no le causaba algún remordimiento? R-Ninguno. Esas mujeres me llevaban a su alcoba porque yo les daba ternura y cariño. Ellas se sentían atraídas por mí por ese encantamiento bohemio del vagabundo, quizás porque necesitasen un poco de color en sus vidas. P-¿Ha estado alguna vez en la cárcel? R-Sí, un par de veces en Brasil y Marruecos. Fue poco tiempo, por unos malentendidos, con lo que salí rápido. Ello no supuso ningún freno para mis andanzas. P-¿Y se ha involucrado en algún movimiento revolucionario? R-En muchos. Cuba, Nicaragua, Frente Polisario y más. Siempre se me podría encontrar donde hubiese una bandera roja y en la lucha contra las injusticias. P-Por último, ¿qué les aconsejarías a esos jóvenes vagabundos que están empezando? R-Que nunca tengan miedo. El miedo es el peor enemigo de los corazones libres.

martes, 2 de junio de 2009

VÍDEO: ABUSO POLICIAL Agresión racista de la policía municipal de Madrid a los ecuatorianos del Parque del Oeste por defender a un periodista que se encontraba documentando el tema de los vendedores ambulantes de comida. Algo parecido le pasó a Edu León en la Casa de Campo, con lo que llueve sobre mojado.