En una noche del siglo
pasado, cuando todavía la fotografía era física y química de carrete y
revelado, cuando convivía con los okupas de Lavapíes , con antisistema y
anarquistas de todo pelaje y condición, apareció una joven portuguesa con su
novio y me regaló ese tesoro de mirada que desvela la verdad esencial del ser
humano, el motor de la vida. Por fin el amor se hizo presente y vino para
quedarse entre nosotros.
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